Brecha digital de género
¿Qué es la brecha digital de género?
La brecha digital de género se refiere a la brecha en el acceso y uso de internet entre mujeres* y hombres, la cual puede perpetuar y exacerbar las desigualdades de género y dejar a las mujeres fuera de un mundo cada vez más digital. No obstante el rápido crecimiento de internet en todo el mundo (95en 2023 el 95% de las personas vive al alcance de una red móvil de celular), sigue siendo 6% menos probable que ellas usen la internet en comparación con los varones, una brecha que en realidad está creciendo en muchos países de bajos y medianos ingresos (LMICs); allí, en 2023, era 12% menos probable que las mujeres tuvieran teléfono móvil que los hombres, y 19% menos probable que realmente tuvieran acceso a internet en un dispositivo móvil.

Aunque podría parecer una brecha relativamente pequeña, dado que los teléfonos móviles y smartphones han superado a las computadoras como la forma principal en que la gente accede a internet, dicha estadística se traduce en 310 millones de menos mujeres en línea en los LMIC que hombres. Sin acceso a internet, las mujeres no pueden participar plenamente en distintos aspectos de la economía, tomar oportunidades educativas y emplear del todo los sistemas de apoyo legal y social.
Pero la brecha digital de género no se limita al acceso a internet; es también la brecha en cómo mujeres y hombres la usan una vez que están en línea. Los estudios muestran que incluso cuando tienen un teléfono móvil, las mujeres, tienden a usarlos con menor frecuencia e intensidad que los varones, en especial los servicios más sofisticados, lo que incluye la búsqueda de información, de empleo o la participación en los espacios cívicos y políticos. Además hay menos contenidos relevantes disponibles para las usuarias de internet, porque las mismas mujeres a menudo son más consumidoras que creadoras de contenido. Es más, ellas enfrentan barreras más grandes al uso de la internet de modos innovadores y recreativos, debido a comunidades en línea hostiles y a la expectativa cultural de que ésta no es para las mujeres, quienes más bien debieran sólo participar en línea en el contexto de sus deberes para con su familia.
La brecha digital de género es también evidente en la exclusión de las mujeres de los papeles de liderazgo o desarrollo en el sector de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC). En efecto, la proporción de mujeres que trabajan en este sector ha venido cayendo durante los últimos 20 años. Según un informe de 2023, sólo en los Estados Unidos las
mujeres tienen únicamente alrededor del 23% de los puestos en programación y diseño de software, cayendo de 37% en la década de 1980. Esto contribuye a que el software, las apps y herramientas rara vez reflejen las necesidades singulares que ellas tienen, alienándolas así aún más. Apple, por ejemplo, cuyos empleados en tecnología eran 75.1% varones en 2022, no incluyó un rastreador del ciclo menstrual en su app Health hasta 2019, cinco años después de que fuera lanzada (pero en dicho lapso sí incluyó un rastreador del nivel de sodio y del de alcohol en la sangre).

UNA NOTA SOBRE LA TERMINOLOGÍA DE GÉNERO
Toda referencia a “mujeres” (salvo aquellas referentes a estudios externos o encuestas específicos, donde fue fijado por los respectivos autores) es de género inclusivo para niñas, mujeres o cualquier otra persona que se identifique como tal.
Aunque gran parte de este artículo se concentra en las mujeres, las personas de todo género se ven afectadas por la brecha digital de género, y los grupos de géneros marginados que no se identifican como mujeres enfrentan algunos de los mismos retos a la hora de usar la internet, y tienen algunas de las mismas oportunidades para usar la red para enfrentar las barreras offline.
¿Por qué hay una brecha digital de género?
La raíz de la brecha digital de género la constituyen las afianzadas desigualdades tradicionales de género, lo que incluye sesgos, normas socioculturales, falta de asequibilidad y de conocimientos digitales, problemas de seguridad digital y la menor comodidad de las mujeres (en comparación con los varones) al navegar y existir en el mundo digital. Si bien todos estos factores tienen un papel en impedir que ellas alcancen la equidad en su acceso y uso de las tecnologías digitales, la importancia relativa de cada factor depende principalmente de la región y de las circunstancias individuales.
AsequibilidadEn los LMIC en particular, la barrera más grande al acceso es sencilla: la asequibilidad. Aunque el costo del acceso a internet y el de los dispositivos ha venido cayendo, siguen siendo demasiado costosos para muchas personas. Si bien esto es cierto para ambos géneros, las mujeres tienden a enfrentar barreras secundarias que les impiden tener acceso, como no ser financieramente independientes, o ser pasadas por alto por los miembros de su familia a favor de un pariente masculino. E incluso cuando tienen acceso a dispositivos, éstos a menudo están registrados a nombre de un pariente masculino. Las consecuencias que esto tiene van desde reforzar la idea de que la internet no es un lugar para mujeres, a prevenir que accedan a los sistemas de apoyo social. En Ruanda, una evaluación de la fase piloto del Digital Ambassador Programme halló que el costo de los paquetes de datos y/o el acceso a los dispositivos era prohibitivamente costoso para un gran número de posibles usuarias, en particular en las áreas rurales.
La educación es otra gran barrera para las mujeres de todo el mundo. Según datos de la Web Foundation, para 2015, en África y Asia era seis veces más probable que las mujeres que tienen algo de educación secundaria o que la han completado estuvieran en línea, que aquellas con primaria o menos.
Es más, las habilidades digitales también son requeridas para participar significativamente en Internet. Aunque la educación digital varía ampliamente de un país al otro (e incluso dentro de ellos), según un informe de UNICEF e ITU, en general sigue siendo menos probable que las niñas acudan al colegio, y las que sí lo hacen tienden a tener una “menor confianza en sí mismas e interés” por el estudio de temas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemática (STEM), temas a los cuales además se percibe a menudo como ‘propios de varones’, razón por la cual resultan menos atractivos para mujeres y niñas. Aunque las materias STEM no requieren estrictamente el uso de tecnologías digitales, ellas pueden ayudar a exponer a las niñas a las TIC y ayudarles a construir habilidades que les sirvan para ganar confianza en su uso de tecnologías nuevas y emergentes. Es más, estudiar estas materias es el primer paso en el camino hacia una carrera en el campo de las TIC, lo que es un paso necesario para enfrentar los sesgos inherentes a las tecnologías creadas y distribuidas mayormente por hombres. Sin aliento y sin confianza en sus habilidades digitales, las mujeres podrían mantenerse alejadas o evitar oportunidades que son percibidas como tecnológicamente avanzadas, aun cuando en realidad no requieren un alto nivel de conocimientos digitales.
Las normas sociales tienen un impacto desmedido sobre muchos aspectos de la brecha digital de género, porque también se las puede usar como un factor propulsor con respecto a otras barreras. Estas normas se ven distintas en comunidades diferentes; allí donde las mujeres son cuidadoras todo el día no suelen tener tiempo que pasar en línea, en tanto que en otras situaciones se las desalienta de seguir carreras en STEM. En otros casos las barreras son más estrictamente culturales. Por ejemplo, un informe de la OCDE indicó que en la India y Egipto, alrededor de la quinta parte de las mujeres creía que Internet “no era un lugar apropiado para ellas” por razones culturales.
Las normas sociales en línea también tienen un papel en prevenir que las mujeres, en particular las de los LMIC, interactúen plenamente con la internet. Gran parte del mercado digital está dominado por el inglés y otras lenguas occidentales, lo que hace que las mujeres tengan menos oportunidades para aprender debido a las desigualdades educativas. Aún más, muchas comunidades en línea, sobre todo aquellas dominadas tradicionalmente por varones, como las de juegos, no son amistosas con ellas y a menudo se llega incluso al punto en que su seguridad queda comprometida.
La escasez de contenidos que sean relevantes y empoderadores para las mujeres, así como otras barreras que impiden que participen en línea libremente y con seguridad, son también aspectos fundamentales de la brecha digital de género. E incluso cuando las mujeres tienen acceso a entornos en línea corren un riesgo desproporcionado de sufrir violencia basada en el género (GBV): acoso digital, ciberstalking, doxxing y la distribución no consensual de imágenes (v.g., “porno venganza”). Las minorías de género son también blancos de la GBV. Los activistas trans, por ejemplo, han experimentado una creciente vulnerabilidad en los espacios digitales, en particular a medida que iban haciéndose más visibles y se hacían escuchar. El ciberacoso de las mujeres es tan extremo que el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos ha advertido que “de continuar las actuales tendencias, en lugar de empoderar a las mujeres, los espacios en línea podrían en realidad ampliar la discriminación y la violencia sexual y basada en el género”.
Esta barrera es particularmente nociva para la democracia, puesto que la internet ha pasado a ser un espacio clave para la discusión y el activismo político. La investigación efectuada por el National Democratic Institute demostró que las muchachas y niñas a todo nivel de participación política y en todos los sectores democráticos, desde los medios de comunicación hasta los cargos electos, se ven afectadas por el “‘chilling effect’ que saca de línea a las mujeres políticamente activas, y que en algunos casos las saca por completo del ámbito político”. Aún más, son las mujeres que se encuentran bajo el ojo público —incluso las que están en política y tienen puestos de liderazgo— las que con mayor frecuencia se ven afectadas por este abuso, y en muchas culturas se considera que este es “el costo de hacer negocios” para aquellas que toman parte en la conversación democrática y simplemente se le acepta como tal.
“…de continuar las tendencias, en lugar de empoderar a las mujeres, los espacios en línea podrían en realidad ampliar la discriminación y la violencia sexual y basada en el género”.
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
¿De qué modo es la brecha digital de género relevante en el espacio cívico y para la democracia?
La ONU reconoce la importancia de la inclusión y participación de las mujeres en la sociedad digital. El quinto objetivo de desarrollo sostenible (ODS) pide “mejorar el uso de tecnología habilitante, en particular la de información y comunicaciones, para promover el empoderamiento de las mujeres”. Es más, la inclusión digital y el empoderamiento técnico de las mujeres son relevantes para alcanzar una educación de calidad, crear trabajos y un crecimiento económico decentes, reducir la desigualdad y levantar instituciones pacíficas e inclusivas. Si bien las tecnologías digitales ofrecen oportunidades sin paralelo en áreas que van desde el desarrollo económico a la mejora de la salud, la educación, el desarrollo cultural y la participación política, las brechas en su acceso y uso, así como los intensificados problemas de seguridad exacerban las desigualdades de género y estorban la capacidad de las mujeres para acceder a los recursos e información que son claves para mejorar su vida y para el bienestar de sus comunidades.
Es más, las formas en que las tecnologías han sido diseñadas y se las emplea, y
el modo en que los datos se recogen y usan, tienen un impacto distinto sobre hombres y mujeres, a menudo debido a las disparidades ya existentes. Las consideraciones de género debieran estar al centro de la toma de decisiones y del planeamiento en el espacio de la democracia, los derechos y la gobernanza, ya sea al usar tecnologías para diseñar sistemas de inteligencia artificial e implementar marcos de protección de datos, o simplemente para los usos cotidianos de los medios sociales.

Las iniciativas que ignoran las disparidades de género en el acceso a la Internet y la propiedad y uso de teléfonos celulares y otros dispositivos exacerbarán las desigualdades de género ya existentes, en especial en las poblaciones más vulnerables y marginadas. En el contexto de la pandemia de Covid-19 y de la creciente GBV durante la cuarentena, la tecnología brindó algunos recursos con que enfrentarla, pero también creó nuevas oportunidades para que surgieran formas en que explotar a las mujeres y enfriar el discurso en línea. Millones de mujeres y de personas no binarias que enfrentan barreras al acceso a internet y los dispositivos en línea se quedaron con vías limitadas de socorro, ya fuera mediante servicios de mensajería instantáneos, llamadas a líneas directas para abusos, o apps discretas que proporcionaban un apoyo disfrazado e información a sobrevivientes en caso de vigilancia por parte de los abusadores. Es más, el paso a una mayor dependencia de la tecnología en el trabajo, el colegio, la atención médica y otros aspectos básicos de la vida limitó todavía más la participación de estas mujeres en dichos aspectos de la sociedad, y expuso a las que eran activas en línea a más GBV en línea.
Lo más importante es que las iniciativas en el espacio cívico deben reconocer la agencia y el conocimiento de las mujeres, y ser inclusivas de los géneros desde la etapa de diseño misma. Las mujeres deben participar como codiseñadoras de programas y estar involucradas como miembros competentes de la sociedad, con igual potencial para diseñar soluciones y no ser percibidas como víctimas pasivas.
Oportunidades
Hay una serie de distintas áreas que abordar que podrían tener un impacto positivo en el cierre de la brecha digital de género. Lea a continuación cómo reflexionar de modo más eficaz y seguro acerca de ciertas áreas que su trabajo podría tocar (o que podría incluir).
Ampliando las oportunidades laborales y educativasEn 2018, la TIU proyectó que el 90% de los futuros empleos requerirán habilidades de TIC, y según el Foro Económico Mundial, los empleadores afirman cada vez más que las habilidades y conocimientos digitales serán necesarios para los futuros empleados. Dado que los empleos analógicos tradicionales en que las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas (como en los sectores manufacturero, de servicios y agrícola) vienen siendo reemplazados por la automatización, es cada vez más vital que nunca que ellas aprendan habilidades de TIC para que puedan competir por empleos. Si bien el alfabetismo digital está pasando a ser un requisito en muchos sectores, otras nuevas y más flexibles oportunidades laborales también están haciéndose comunes, y éstas vienen eliminando las barreras tradicionales al ingreso como la edad, la experiencia o la ubicación. Las plataformas digitales pueden hacer posible que las mujeres de áreas rurales se conecten con las ciudades, en donde pueden vender bienes o servicios con mayor facilidad. Y los empleos contratados de medio tiempo de la “gig economy” (como compartir viajes en auto, la entrega de alimentos y otras plataformas de freelance) permiten a las mujeres tener horarios más flexibles, los que a menudo son necesarios debido a las responsabilidades para con su familia.
La internet también amplía las oportunidades para la educación de niñas y mujeres. Las oportunidades educativas en línea, como aquellas para refugiados, vienen alcanzando más y más estudiantes, niñas inclusive. El aprendizaje en línea asimismo da otra oportunidad de aprender a quienes perdieron sus oportunidades educativas cuando niñas, a su propio ritmo y con flexibilidad en términos del tiempo y lugar, lo que podría ser necesario dadas las responsabilidades de las mujeres, y que podría permitir que su participación en la clase sea más proporcional a la de los varones.
La mayoría de la población no bancarizada del mundo son mujeres. Ellas tienen más probabilidades que los varones de carecer de un historial crediticio o de la movilidad para ir al banco. Así, las tecnologías financieras pueden desempeñar un gran papel igualador, no sólo en términos del acceso a las herramientas sino también de cómo se podrían diseñar los productos y servicios financieros, para que respondan a las necesidades femeninas. Las oportunidades para incrementar la inclusión financiera femenina son prometedoras en la región MENA, por ejemplo, en donde el 54% de los hombres pero solo el 42% de las mujeres tienen cuentas bancarias, y donde hasta 14 millones de adultos no bancarizados de la región envían o reciben remesas domésticas usando dinero en efectivo o un servicio over-the-counter. Varios gobiernos han experimentado con la tecnología móvil para los pagos de gobierno a persona (G2P). Los estudios muestran que esto ha reducido el tiempo requerido para acceder a los pagos, pero el nuevo método no beneficia a todos por igual. Cuando se diseñan programas como éste es necesario tener en mente la brecha digital de género y cómo es que la posición singular de las mujeres habrá de tener un impacto sobre la efectividad de la iniciativa.
Son pocas las protecciones legales de las mujeres y personas de género diverso que buscan justicia por el abuso al que enfrentan en línea. Según un informe presentado en 2015 por la Comisión de Banda Ancha de la ONU, solamente una de cada cinco mujeres vive en un país en donde es probable que se castiguen los abusos cometidos en línea. En muchos otros, los perpetradores de la violencia en línea actúan con impunidad puesto que las leyes no han sido actualizadas para el mundo digital, ni siquiera cuando el acoso en línea tiene como resultado violencia en el mundo real. Por ejemplo, en la República Democrática del Congo (RDC) no hay ninguna ley que proteja específicamente a las mujeres del acoso en línea, y las que han denunciado delitos afines ante la policía corren el riesgo de ser procesadas por “arruinar la reputación del atacante.” Y cuando se aprueban ciberleyes, no siempre son eficaces. A veces incluso tienen como resultado el castigo de las mujeres víctimas: en Uganda, mujeres han sido arrestadas bajo la ley antipornografía luego de que sus exparejas publicaran en línea fotos de “pornovenganza” (fotografías de ellas desnudas, publicadas sin su consentimiento). Dado que muchas de estas leyes son nuevas y que las tecnologías están cambiando constantemente, es necesario que abogados y defensores entiendan las leyes existentes así como los vacíos en la legislación, para así proponer políticas y enmiendas para hacer posible que las mujeres realmente estén protegidas y a salvo de los abusos en línea.
La Ley de Servicios Digitales (DSA) de la Unión Europea, que fuera adoptada en 2022, es un hito en la legislación que regula las plataformas. Ella podría obligar a las plataformas a que evalúen exhaustivamente las amenazas en línea a las mujeres, y a que implementen medidas abarcadoras que aborden dichas amenazas. Sin embargo, la DSA acaba de ser introducida y será la forma en que se la implemente, la que determine si realmente habrá de tener un impacto. Además ella está limitada a la UE, y si bien es posible que otros países y regiones la usen como modelo, necesitará ser adaptada localmente.
Hacer que la internet sea segura para las mujeres necesita de un enfoque de múltiples partes interesadas. Los gobiernos deberían trabajar en colaboración con el sector privado y las organizaciones sin fines de lucro. Las tecnológicas tienen una responsabilidad para con el público de dar soluciones y apoyar a las mujeres que son atacadas en sus plataformas o al usar sus tecnologías. Esto no solo es algo necesario por razones éticas, sino también porque como las mujeres conforman un público sumamente significativo de estas herramientas, hay una demanda de solución por parte de las consumidoras. Muchas de las intervenciones creadas para enfrentar este problema fueron creadas por compañías privadas. Por ejemplo, Block Party es una herramienta creada por una compañía privada para dar a los usuarios el control de bloquear el acoso en Twitter. Fue exitosa financieramente hasta que Twitter elevó drásticamente el costo de acceso a su API y obligó a Block Party a cerrar. Actualmente las plataformas están quedándose cortas, no obstante los incentivos financieros y económicos que hay para proteger a las mujeres en línea.
Aunque la mayoría de las plataformas prohíben la violencia en línea en sus términos y condiciones, rara vez hay un castigo real o una solución efectiva para quienes han sido atacadas. Lo mejor que se puede hacer es que se retiren las publicaciones infractoras, lo cual rara vez se hace de modo oportuno. La situación es aún peor en el caso de las publicaciones que no son en inglés, a las cuales a menudo se malinterpreta, ignorándose la jerga ofensiva y censurándose frases comunes. Es más, el sistema de reporte está estructurado de modo tal que corresponde a las personas atacadas revisar los mensajes violentos y traumatizantes, y convencer a la plataforma de que los retire.
Las organizaciones sin fines de lucro se encuentran en una posición única para enfrentar el abuso de género en línea porque pueden —y lo han hecho— moverse con mayor rapidez que los gobiernos o compañías tecnológicas para hacer cambios y promoverlos. Ella brindan soluciones, efectúan investigaciones acerca de la amenaza, facilitan la capacitación en seguridad y preparan recomendaciones para las tecnológicas y los gobiernos. Además tienen un papel clave en facilitar las comunicaciones entre todas las partes interesadas.
La educación en seguridad digital puede ayudar a las mujeres (sobre todo a las que se encuentran en mayor riesgo, como las defensoras de los derechos humanos y periodistas) a estar seguras en línea y alcanzar un conocimiento crítico con el que sobrevivir y florecer política, social y económicamente en un mundo cada vez más digital. Sin embargo, no hay suficientes capacitadores en seguridad digital que entiendan el contexto y los retos que las mujeres en riesgo enfrentan. Hay pocos recursos en seguridad digital que brinden una guía contextualizada acerca de las amenazas singulares que ellas enfrentan, o que incluyan soluciones utilizables para los problemas que necesitan resolver. Es más, las presiones sociales y culturales podrían impedir que las mujeres asistan a las capacitaciones en seguridad digital. Ellas pueden y serán creadoras de contenidos y construirán recursos para sí mismas y otros, pero primero se les debe dar la oportunidad de aprender acerca de la seguridad y protección digital como parte de un currículo en alfabetismo digital. Los hombres y los niños también necesitan capacitación con respecto al acoso en línea y la educación en seguridad digital.
Las plataformas digitales permiten a las mujeres conectarse entre ellas, construir redes y organizar asuntos de justicia. Por ejemplo, el movimiento #MeToo en contra del mal comportamiento sexual en la industria de los medios de comunicación, que se ha convertido en un movimiento global, hizo posible que una multitud de personas tomara parte en un activismo antes limitado a un tiempo y lugar específicos. Lea más acerca del activismo digital en el manual de medios sociales.
Además de hacer campaña por los derechos de las mujeres, la internet ofrece una forma de bajo costo para que ellas se involucren en la conversación democrática más amplia. Las mujeres pueden postular a cargos, escribir para periódicos y expresar su opinión política con tan solo un teléfono y una conexión de internet. Esta es una barrera mucho más baja de lo que era en el pasado, cuando llegar a un gran público necesitaba de una gran inversión financiera (como el pago de avisos en TV), y las mujeres tenían mucho menos control sobre el mensaje que estaba expresándose (por ejemplo, la cobertura que los medios daban a las políticas mujeres se concentraba de modo desproporcionado en su aspecto físico). Es más, la internet es un recurso donde aprender habilidades políticas. Las mujeres con competencia informática pueden encontrar cursos, blogs, comunidades y herramientas en línea con los cuales apoyar todo tipo de trabajo democrático.
Riesgos

Son muchos los factores que amenazan con ampliar la brecha digital de género e impedir que la tecnología se use para ampliar la desigualdad de género. Lea a continuación cómo aprender acerca de algunos de estos elementos, así como de qué modos mitigar las consecuencias negativas que presentan para la brecha digital de género.
Considerar la brecha digital de género un “problema de las mujeres”La brecha digital de género es una cuestión transversal holista que afecta a países, sociedades, comunidades y familias, y no solo un “problema de mujeres”. Cuando la gente desestima dicha brecha como un problema de nicho, se limita los recursos dedicados al problema y conduce a soluciones ineficaces que no abordan el problema en toda su amplitud. Cerrar la brecha de género en el acceso, uso y desarrollo de tecnología exige el compromiso de las sociedades como un conjunto. Para marcar una diferencia sostenida, los enfoques de cómo cerrar la brecha deben ser holistas, tomar en cuenta la dinámica específica al contexto del poder y el género, e incluir la participación activa de los hombres en las comunidades relevantes.
Es más, la brecha digital de género no debiera entenderse como algo restringido al espacio de la tecnología, sino más bien como un problema social, político, y económico con implicaciones de gran alcance, lo que incluye consecuencias negativas para hombres y niños.
Las oportunidades educativas de mujeres y niñas son más tenues durante las crisis. Las crecientes responsabilidades domésticas y de cuidado, el paso hacia la generación de ingresos, la presión para contraer matrimonio y las brechas en las habilidades de competencia informática significan que muchas niñas dejarán de recibir una educación incluso allí en donde se cuenta con acceso a internet y oportunidades de aprender a distancia. En Ghana, por ejemplo, el 16% de los niños adolescentes tienen habilidades digitales en comparación con apenas 7% de las niñas. De igual modo las cuarentenas y cierres de colegios durante la pandemia de Covid-19 tuvieron un efecto desproporcionado sobre las niñas, incrementando así la brecha de género en la educación, en particular en los contextos más vulnerables. Según la UNESCO, más de 111 millones de niñas que fueron obligadas a dejar el colegio en marzo de 2020, viven en países en donde las desigualdades de género eran ya de por sí las más altas. En Mali, Níger y Sudán del Sur, países con algunas de las tasas más bajas de matrícula y compleción escolar entre las niñas, las cuarentenas dejaron a más de 4 millones de ellas fuera de los colegios.
La GBV en línea ha resultado ser una herramienta particularmente poderosa para minar a las defensoras de los derechos humanos, dirigentes de la sociedad civil y periodistas mujeres o que se identifican como tales, lo que llevó a la autocensura, debilitó el liderazgo y compromiso políticos de las mujeres, y restringió su autoexpresión e innovación. Según un informe, de la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU) de 2021, el 85% de las mujeres ha sido blanco de la violencia en línea o ha sido testigo de ella, y el 50% siente que internet no es un lugar seguro en donde expresar sus ideas y opiniones. Esta violencia es particularmente dañina para quienes tienen identidades intersecadas marginadas. De no abordarse estas tendencias, es posible que jamás sea posible cerrar la brecha digital, puesto que muchas mujeres que estén en línea serán sacadas de ella debido a las amenazas que allí enfrentan. Periodistas, activistas, políticas y otras figuras públicas femeninas son blanco de amenazas de violencia sexual y otras tácticas de intimidación. La violencia en línea contra periodistas lleva a la autocensura periodística, afectando así la calidad del entorno informativo y del debate democrático.
La violencia en línea enfría la participación femenina en el espacio digital a todo nivel. Además de su impacto en las dirigentes políticas, el acoso en línea afecta el modo en que las mujeres y niñas que no son víctimas directas intervienen en línea. Habiendo visto el abuso que sus pares enfrentan en línea, algunas niñas quedan intimidadas y no producen contenidos. Esta forma de violencia también se usa como una herramienta con la cual castigar y desalentar a las mujeres que no se adecúan a los papeles tradicionales de género.
Las soluciones incluyen la educación (capacitar a las mujeres en seguridad digital para que se sientan cómodas usando la tecnología, y enseñando a hombres y niños los comportamientos apropiados en entornos en línea), cambios de política (promover la adopción de políticas que enfrenten el acoso y la protección de los derechos de las mujeres en línea) y el cambio tecnológico (enfrentar las barreras a la participación femenina en la creación de tecnología, para así disminuir las disparidades de género en el campo y ayudar a asegurar que las herramientas y el software disponibles atiendan a sus necesidades).
La participación desproporcionada de las mujeres en el liderazgo del desarrollo, programación y diseño de los sistemas de IA y de aprendizaje automático lleva a reforzar las desigualdades de género a través de la replicación de estereotipos y del mantenimiendo de normas sociales dañinas. Por ejemplo, los grupos de ingenieros predominantemente masculinos han diseñado asistentes digitales como Siri de Apple y Alexa de Amazon, que usan voces que suenan como mujeres, reforzando sesgos de género arraigados, como que las mujeres son más solícitas, solidarias, cordiales y hasta sumisas.
En 2019, la UNESCO publicó “I’d blush if I could”, (“Me sonrojaría si pudiese”), un research paper cuyo título tiene como base la respuesta que Siri diera cuando un usuario humano se dirigió a “ella” de modo extremadamente ofensivo. El paper señalaba que si bien el sistema fue actualizado en abril de 2019 para que respondiera a los insultos de modo más monótono (“No sé cómo responder a eso”), “la docilidad de la asistente ante el abuso de género quedó sin cambios desde el amplio lanzamiento de la tecnología en 2011”. La UNESCO sugirió que al hacer que las voces sonaran como de mujeres por defecto, las compañías tecnológicas estaban precondicionando a los usuarios a que confiaran en percepciones anticuadas y nocivas de ellas como sumisas, y no lograron incluir las salvaguardas debidas en contra de un lenguaje de género abusivo.
Aún más, los sistemas de aprendizaje automático dependen de datos que reflejan sesgos de género mayores. Un grupo de investigadores de Microsoft Research y Boston University entrenaron un algoritmo de aprendizaje automático con artículos de Google News, y luego le pidieron que completara esta analogía: “Hombre es a Programador de Computadora como Mujer es a X”. La respuesta fue “Ama de casa”, reflejando así el retrato estereotipado y el déficit de voces confiables de mujeres en las noticias. (Lea más acerca de los sesgos en los sistemas de inteligencia artificial en la sección Inteligencia artificial y aprendizaje automático en Sesgos en la IA y el AA).
Además de prevenir el reforzamiento de los estereotipos de género, incrementar su participación en el liderazgo y desarrollo tecnológico agrega un lente de género al campo y mejora las formas en que las nuevas tecnologías pueden usarse para mejorar la vida de las mujeres. Por ejemplo, inicialmente el seguimiento de la regla quedó fuera de las aplicaciones de salud, y las compañías posteriormente fueron lentas en abordar las preocupaciones de los usuarios de los EE.UU. luego de que Roe v. Wade fuera repelido, y que la privacidad de los datos de rastreo de la regla pasaran a ser un problema en los EE.UU.
La vigilancia es motivo de especial preocupación para quienes trabajan en espacios cerrados y que se cierran más, cuyos gobiernos los ven como una amenaza debido a sus actividades promoviendo los derechos humanos y la democracia. Las investigaciones llevadas a cabo por Privacy International muestran que hay algo singular en la vigilancia que enfrentan las mujeres y quienes no se conforman con el género. El uso omnipresente de la tecnología ha exacerbado las preocupaciones de privacidad y la vigilancia de las mujeres, desde las implicaciones de privacidad de los datos relacionados con las apps de rastreo menstrual, que pueden recoger datos sin un debido consentimiento informado, hasta la capacidad de ellas para acceder en privado a información en línea acerca de salud sexual y reproductiva, o el stalkerware y los rastreadores de GPS instalados en los celulares y dispositivos de la internet de las cosas (IdC) por sus parejas.
Por ejemplo, los estudios llevados a cabo por Citizen Lab resaltan la alarmante gama de software comercial que existe con la finalidad explícita de rastrear encubiertamente las actividades de otro dispositivo móvil, en modo remoto y en tiempo real. Esto podría incluir el monitoreo de los mensajes de texto de otra persona, sus registros de llamadas, historial de búsqueda, calendarios personales, cuentas de correo electrónico y/o fotografías. Es necesario enseñar seguridad digital y los riesgos de la recolección de datos en línea, de modo tal que las mujeres se puedan proteger en línea, dar un consentimiento informado a la recolección de datos y sentirse cómodas usando sus dispositivos.
Las pérdidas de empleo provocadas por el reemplazo de trabajadores humanos con sistemas automatizados conduce al “desempleo tecnológico”, el cual afecta desproporcionadamente a las mujeres, los pobres y otros grupos vulnerables, salvo que se les vuelva a calificar y se les brinde las protecciones adecuadas. La automatización asimismo necesita tener trabajadores calificados que puedan operar, supervisar y/o mantener sistemas automatizados, eventualmente creando así trabajo para una sección más pequeña de la población. Pero el impacto inmediato de esta transformación laboral podría ser nociva para la gente y las comunidades que no cuentan con redes de seguridad social u oportunidades para encontrar otro empleo.
Preguntas
Tenga en cuenta estas preguntas cuando desarrolle o evalúe una propuesta que trabaje con mujeres o niñas (lo que en general es básicamente todas ellas):
-
¿Hubo mujeres involucradas en el diseño de su proyecto?
-
¿Ha considerado los impactos de género y las consecuencias involuntarias que tendría la adopción de una tecnología particular en su trabajo?
-
¿De qué modos es probable que las diferencias en el acceso y el uso de la tecnología afecten los resultados de su proyecto?
-
¿Está empleando tecnologías que podrían reforzar estereotipos de género nocivos, o que no satisfagan las necesidades de sus participantes mujeres?
-
¿Están las mujeres expuestas a problemas adicionales de seguridad (en comparación con los varones) con respecto al uso de las herramientas y tecnologías adoptadas en su proyecto?
-
¿Ha tenido en cuenta las brechas en los datos desagregados por sexo o género del conjunto de datos, durante el diseño y la implementación de su proyecto? ¿Cómo podrían cubrirse estas brechas con investigaciones adicionales primarias o secundarias?
-
¿Cómo podría su proyecto involucrar significativamente a hombres y niños para enfrentar la brecha digital de género?
-
¿Cómo podría su organización ayudar a mitigar y eventualmente cerrar la brecha digital de género?
Estudios de caso
Hay muchos ejemplos de programas que están interactuando con las mujeres para tener un efecto positivo sobre la brecha digital de género. A continuación averigüe más de algunos de ellos.
El WomenConnect Challenge de USAIDEn 2018, USAID lanzó el WomenConnect Challenge para hacer posible que las mujeres accedieran a tecnologías digitales y las usaran. La primera convocatoria de soluciones recibió más de 530 ideas de 89 países, y USAID seleccionó a nueve organizaciones para que recibieran premios de $100,000. En la República de Mozambique, la institución financiera de desarrollo GAPI redujo las barreras al acceso de las mujeres al proporcionar navegación offline de internet, opciones de rent-to-own, y capacitación personalizada en microemprendimientos para mujeres por región. AFCHIX, otro premiado en la primera ronda, creó oportunidades para que las mujeres rurales de Kenia, Namibia, Senegal y Marruecos sean ingenieras de redes y construyan sus propias redes o servicios de internet comunitarios. AFCHIX ganó otro premio en la tercera ronda de financiamiento, al que la organización usó para integrar el aprendizaje de habilidades digitales en las redes comunitarias, facilitando así el crecimiento orgánico de las mujeres empleando dichas habilidades para generar oportunidades socioeconómicas. El programa empresarial y de empoderamiento ayuda a mujeres a que funden sus propias compañías, suministren importantes servicios a la comunidad, y posiciona a dichas personas como modelos a seguir.
En 2017, Internews y DefendDefenders dirigieron el programa Safe Sisters en África oriental, para empoderar a las mujeres para que se protegieran de la GBV en línea. Safe Sisters es un programa de capacitación sobre seguridad digital para capacitadores, que da a las defensoras de los derechos humanos y periodistas mujeres para quienes la seguridad digital es algo nuevo, técnicas y herramientas con las cuales navegar los espacios en línea con seguridad, asumir riesgos informados y tomar el control de su vida en un mundo cada vez más digital. El programa fue creado y es manejado íntegramente por mujeres. En él los participantes aprenden habilidades de seguridad digital y adquieren experiencia práctica capacitando a sus propias comunidades en riesgo.
Al construir el modelo de Safe Sisters, Internews probó que de tener la oportunidad, las mujeres se lanzarán a mejorar su comprensión de la seguridad digital, utilizarán su capacitación para generar nuevas oportunidades laborales, y compartirán sus habilidades y conocimientos en su comunidad. Las mujeres pueden también crear recursos de seguridad digital de contextos y lenguaje específicos, y pelear por políticas que protejan sus derechos en línea y disuadan los abusos. Hay fuertes evidencias del impacto duradero del programa Safe Sisters: dos años después de su lanzamiento, el 80% de la cohorte piloto de 13 mujeres estaba activamente involucradas en seguridad digital; 10 habían encontrado nuevas oportunidades profesionales gracias a su participación y cuatro habían cambiado de carreras para proseguir la seguridad digital profesionalmente.
En 2015, Google India y Tata Trusts lanzaron Internet Saathi, un programa diseñado para equipar a las mujeres (a quienes se conoce como Saathis) en aldeas de todo el país con las habilidades básicas de internet y brindarles dispositivos con Internet. Las Saathis entonces capacitan a otras mujeres en competencias digitales siguiendo el modelo de capacita-al-capacitador. Para abril de 2019 había más de 81,500 Internet Saathis, quienes ayudaban a más de 28 millones de mujeres a que aprendieran acerca de internet en 289,000 aldeas. Lea más sobre las saathis aquí.
Girls in Tech es una organización sin fines de lucro con secciones alrededor del mundo. Su meta es cerrar la brecha de género en el campo del desarrollo de tecnología. La organización prepara eventos para niñas que incluyen paneles y hackathons, los cuales sirven el doble propósito de alentarlas a que participen en el desarrollo de tecnología y a resolver problemas locales y globales, como la crisis medioambiental y las cuestiones de accesibilidad para personas con discapacidades. Girls in Tech da a las niñas la oportunidad de involucrarse en el diseño de tecnología mediante oportunidades de aprendizaje como bootcamps y mentorías. La organización organiza una competencia promocional de startup llamada AMPLIFY, que da a las niñas los recursos y el financiamiento para hacer que sus diseños se hagan realidad.
Women in Tech es otra organización sin fines de lucro y una red con secciones alrededor del mundo que apoya la Diversidad, la Igualdad y la Inclusión en los campos de Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemática. Hace esto concentrándose en Educación, capacitando a las mujeres para carreras en tecnología, lo que incluye pasantías, sesiones de conciencia tecnológica y becas; Negocios, lo que incluye programas de mentoría para mujeres empresarias, y campamentos de incubación y aceleración; Inclusión Social, asegurándose de que los programas de competencia digital estén llegando a grupos marginados y comunidades subprivilegiadas; y Promoción, incrementando la conciencia del problema de la brecha de género digital y cómo se la puede resolver.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), GSMA, el Centro de Comercio Internacional, la Universidad de Naciones Unidas y ONU Mujeres fundaron EQUALS Global Partnership para enfrentar la brecha de género digital mediante la investigación, políticas y programas. EQUALS abre el camino a la igualdad de género en cuatro áreas centrales: Acceso, Habilidades, Liderazgo e Investigación. La sociedad cuenta con una serie de programas, algunos de ellos en colaboración con otras organizaciones para así focalizarse específicamente en estas áreas de problemas. Fairness AI, un programa de investigación, examina los sesgos en la IA, en tanto que los Digital Literacy Pilot Programmes, que son el resultado de la colaboración entre el Banco Mundial, GSMA y la EQUALS Access Coalition, son programas enfocados en enseñar competencia digital a las mujeres de Ruanda, Uganda y Nigeria. Se puede encontrar más información acerca de los proyectos de EQUALS Global Partnership en esta página web.
Muchas iniciativas para enfrentar la brecha digital de género utilizan capacitaciones para empoderar a niñas y mujeres para que se sientan confiadas en las industrias tecnológicas, pues el simple acceso a la tecnología no es sino uno de los factores que contribuyen a la brecha. Muchos de estos programas educativos son localizados puesto que las obligaciones culturales a menudo tienen un papel clave, y porque la tecnología es más intimidante cuando se la enseña en una lengua no nativa. Un ejemplo de esto es la African Girls Can Code Initiative (AGCCI), creada por ONU Mujeres, la Comisión de la Unión Africana (AUC) y la UIT. La Iniciativa entrena a mujeres y niñas entre los 17 y 25 años en habilidades de programación e información, comunicaciones y tecnología (TIC) a fin de alentarlas a que prosigan una educación o carrera en estos campos. AGCCI trabaja en cerrar la brecha de género digital, tanto incrementando los conocimientos que mujeres y niñas tienen del campo como incorporándolas a éstos, abordando problemas de las normas.
Muchas intervenciones para alentar la participación femenina en la tecnología también usan programas de mentoría. Algunos usan una mentoría directa entre pares, en tanto que otros conectan a las mujeres con modelos a seguir a través de entrevistas o conferencias. Emplear mujeres exitosas es una solución eficaz porque para las mujeres, el éxito en el campo tecnológico requiere de algo más que simples habilidades técnicas. Las mujeres necesitan ser capaces de enfrentar las barreras específicas de género y culturales, que solamente otras mujeres que han vivido estas mismas experiencias podrían entender. Es más, al promover mentores, estas intervenciones ponen bajo los reflectores a las mujeres líderes en tecnología, ayudando así a cambiar las normas y expectativas en torno a la autoridad de las mujeres en este campo. Un ejemplo de ello es Women in Cybersecurity Mentorship Programme. Esta iniciativa fue creada por UIT, EQUALS y el Forum of Incident Response and Security Teams (FIRST). Éste promueve a las líderes en el campo de la ciberseguridad, y es un recurso para que mujeres de todo nivel compartan las mejores prácticas profesionales. Google Summer of Code es otra oportunidad de mentoría más amplia (abierta a todos los géneros). Los postulantes concursan por una mentoría en un proyecto de programación al cual están desarrollando; los mentores ayudan a presentarles las normas y estándares de la comunidad de código abierto y desarrollan sus proyectos en dicho código.
Outreachy es un programa de pasantías que busca incrementar la diversidad en la comunidad de código abierto. Se considera a los postulantes si son golpeados por la subrepresentación en tecnología en la zona en donde viven. La iniciativa incluye a una serie de distintos proyectos en los cuales pueden trabajar, dura tres meses y se llevan a cabo en modo remoto con un estipendio de 7000 USD para reducir las barreras a la participación de los grupos marginados.
La USAID/Microsoft Airband Initiative toma enfoques localizados para enfrentar la brecha de género digital. En cada región las organizaciones asociadas, que son compañías tecnológicas locales, trabajan en colaboración con expertos locales en desigualdad de género para diseñar un proyecto con que incrementar la conectividad, con énfasis en la de las mujeres y en la reducción de la brecha de género digital. Hacer que las compañías tecnológicas sean el centro del programa ayuda a enfrentar barreras tales como la determinación de precios sostenibles. La segunda etapa del programa utiliza recursos de USAID y Microsoft para ampliar la escala de las iniciativas locales. La etapa final busca capitalizar las dos primeras etapas, reclutando nuevos asociados y alentando a programas independientes.
El programa UN Women’s Second Chance Education (SCE) Programme de la ONU utiliza el aprendizaje electrónico para incrementar el alfabetismo y la competencia digital, en particular la de mujeres y niñas que se perdieron las oportunidades educativas tradicionales. El programa fue llevado a cabo de modo piloto entre 2018 y 2023 en seis países de distintos contextos, entre ellos crisis humanitarias, ingreso medio y entre refugiados, migrantes y pueblos indígenas. El piloto ha sido en general exitoso, pero el acceso a la internet sigue siendo un problema para los grupos vulnerables, y el aprendizaje semipresencial (que utiliza componentes tanto en línea como offline) fue particularmente exitoso, especialmente a la hora de adaptarse a las necesidades, cronogramas y problemas singulares que las participantes enfrentan.
Referencias
A continuación encontrará las obras citadas en este recurso.
- (2015). Continuing to Power Economic Growth. Attracting more young women into Science and Technology 2.0.
- Alfaro, Maria Jose Ventura. (2020). Feminist solidarity networks have multiplied since the Covid-19 outbreak in Mexico. Interface Journal.
- Anderson, Sydney. (2015). India’s Gender Digital Divide: Women and Politics on Twitter. ORF Issue Brief.
- Association for Progressive Communications (APC). (2017). Bridging the Gender Digital Divide from a Human Rights Perspective.
- Avila, Renata et al. (2018). Artificial Intelligence: Open Questions About Gender Inclusion. World Wide Web Foundation.
- Dyck, Cheryl Miller Van. (2017). The Digital Gender Divide Is an Economic Problem for Everyone. GE.
- Economist Intelligence Unit. (2021). Measuring the Prevalence of Online Violence Against Women.
- EQUALS & UN University. (2019). Taking Stock: Data and Evidence on Gender Equality in Digital Access, Skills, and Leadership.
- EQUALS & UNESCO. (2019). I’d Blush If I Could: Closing Gender Divides in Digital Skills through Education.
- (2019). 10 Lessons Learnt: Closing the Gender Gap in Internet Access and Use, Insights From the EQUALS Access Coalition.
- Global Diversity Practice. (2023). Where are the women in STEM?
- GSM Association. (2020). Connected Women: The Mobile Gender Gap Report.
- (2023). The Mobile Gender Gap Report 2023.
- International Telecommunications Union (ITU). (2022). Facts and Figures 2022 – Mobile Network Coverage
- Khoo, Cynthia, Robertson, Kate & Ron Deibert. (2019). Installing Fear: A Canadian Legal and Policy Analysis of Using, Developing, and Selling Smartphone Spyware and Stalkerware Applications. Citizen Lab.
- National Democratic Institute. (2019). Tweets That Chill: Analyzing Online Violence Against Women in Politics.
- National Democratic Institute. (2021). #NotTheCost – Stopping Violence Against Women in Politics: A Renewed Call to Action.
- National Democratic Institute. (2022). Interventions to End Online Violence Against Women in Politics.
- Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD). (2018). Bridging the Digital Gender Divide: Include, Upskill, Innovate.
- The World Bank. (2022). Covid-19 Drives Global Surge in Use of Digital Payments.
- Giannini, Stefania. (2020). Covid-19 school closures around the world will hit girls hardest. UNESCO.
- UNICEF & The International Telecommunication Union (ITU). (2020). Towards an equal future: Reimagining girls’ education through STEM.
- United States Department of State. (2019). Inclusive Technology: The Gender Digital Divide, Human Rights & Violence Against Women.
- (2020). USAID Digital Strategy.
- Womentech network. (2023) Women in Technology Statistics 2023.
- World Economic Forum. (2023) Future of Jobs Report.
Recursos adicionales
- Internews y Safe Sisters de DefendDefenders.
- El trabajo de Privacy International sobre el género y la vigilancia.
*UNA NOTA SOBRE LA TERMINOLOGÍA DE GÉNERO
Toda referencia a “mujeres” (salvo aquellas referentes a estudios externos o encuestas específicos, donde fue fijado por los respectivos autores) es de género inclusivo para niñas, mujeres o cualquier otra persona que se identifique como tal.
Aunque gran parte de este artículo se concentra en las mujeres, las personas de todo género se ven afectadas por la brecha digital de género, y los grupos de géneros marginados que no se identifican como mujeres enfrentan algunos de los mismos retos a la hora de usar la internet, y tienen algunas de las mismas oportunidades para usarla y así enfrentar las barreras offline.